La historia de la mujer en el desarrollo tecnológico sigue descubriéndose hoy en día. Piénsalo, ¿cuántas abuelas conoces que tuvieron la oportunidad de estudiar más allá de la primaria?, ¿o qué hicieron carrera en el mundo tech? Tal vez un par, a lo mucho. El crédito del papel de la mujer en la innovación muchas veces fue robado, pero con gran alivio vengo a decirte que el panorama está cambiando. Afortunadamente, parece que algo hemos aprendido.

La tecnología es una de las industrias con mayor representación femenina en Europa. Según la última encuesta de recursos humanos en ciencia y tecnología del Instituto Nacional de Estadística (INE), de la población activa entre 15 y 74 años de España en 2021, un 51,8% son mujeres y un 43,4% son hombres.

Población activa de España en 2021. 51,8% son mujeres y 43,4% son hombres

Aun así, según el informe Gender Snapshot 2022 de la ONU, el techo de cristal sigue siendo una preocupación. Aproximadamente uno de cada tres puestos de gerencia o supervisión en todo el mundo son ocupados por mujeres. Al ritmo actual, la paridad de género no se alcanzará sino hasta dentro de 140 años.

Además, a nivel mundial las cifras cambian, puesto que solo 2 de cada 10 trabajos en el sector tecnológico global son desempeñados por mujeres. Esto afecta a su representación en las invenciones: solo 16.5% de las patentes están asociadas a profesionales femeninas.

El libro blanco de las mujeres en el ámbito tecnológico confirma que, de las más de 7 millones de personas trabajando en susodicho sector en Europa, solo un 30% son mujeres.

Todos estos datos hablan por sí solos, poniendo de manifiesto que, a pesar de todos los esfuerzos por impulsar la presencia de la mujer en tecnología, continúa habiendo una importante diferencia entre mujeres y hombres a la hora de matricularse en formación profesional, aplicar a puestos laborales y permanecer en ellos.

La brecha de género y las STEM

Aunque avancemos día a día hacia un futuro más igualitario, debemos seguir superando continuos sesgos culturales y prejuicios. Lo que en nuestro país entendemos como “carreras de ciencias” se agrupan en los países anglo-parlantes bajo el acrónimo STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) y es en este tipo de carreras donde sigue predominando una mayor brecha de género.

Las razones son múltiples, y ninguna de ellas cuestiones de empleabilidad, pues el sector tecnológico inició 2023 con miles de vacantes sin cubrir. Las causas las podemos encontrar en una segregación ocupacional, una de las muchas formas en la que se manifiesta la desigualdad en el mercado de trabajo, esta segregación está basada en los estereotipos sociolaborales que siguen vigentes, considerando ciertas profesiones “masculinas” y otras “femeninas”.

De esta manera, aunque encontremos mujeres que trabajan en sector tech estas se dedican a profesiones que históricamente han sido vinculadas a la mujer, como la administración, la atención al cliente… Es decir, puestos considerados de baja responsabilidad, lo que también contribuye a aumentar la brecha salarial. Como consecuencia de esto, encontrar mujeres en puestos de alta responsabilidad es altamente complejo.

Esta razón es palpable en grandes compañías, pertenecientes al índice S&P 500, en las que solo el 29,2% de las mujeres está al cargo de posiciones de liderazgo.

29,2% de las mujeres está al cargo de posiciones de liderazgo en empresas del índice S&P 500

Esta segregación ocupacional responde a un sesgo cultural, y es que desde la propia estructura social y familiar se desalienta a las mujeres a estudiar algún tipo de formación relacionada con las STEM, pues se asocia a un mundo masculino y poco social. Aunque se superen todos estos prejuicios y sesgos, sigue siendo complicado el ambiente dentro de las facultades y el salto al mercado laboral.

A todo esto hay que sumar una falta de orientación en los sistemas educativos, donde existe una grave necesidad por actualizar y adaptar la formación para orientar correctamente a todas las personas estudiantes, hablar abiertamente de los estereotipos de género que dominan ciertas profesiones y como acabar con ellos, así como fomentar y mantener el interés por las ciencias y la programación. Es decir, lo que hacemos HACK A BOSS (si nos escribes, te orientamos).

La búsqueda de referentes más diversos o una mayor representación de mujeres en la divulgación también son otras de las posibles soluciones que podemos llevar a cabo para intentar disminuir la brecha de género.

¿Cómo influye la tecnología en la igualdad de género?

La tecnología es una invención inclusiva desde su funcionamiento, ¡solo necesitas de tu cerebro! La tecnología en sí no discrimina, y al ser usada con consciencia, nos permite medir lo que sucede en la vida real para intentar mejorar nuestra realidad cada vez que apagamos el ordenador.

Acceso a la educación

La tecnología ha democratizado el acceso a la educación, lo que beneficia especialmente a las mujeres y niñas, sin importar la región en la que vivan o su acceso previo con el mundo digital. Aprender a distancia y en remoto cómo programar desde cero es una ventaja inigualable.

Empoderamiento económico

La tecnología también ofrece oportunidades para el empoderamiento económico de las mujeres. El comercio electrónico y el emprendimiento en línea nos permite gestionar negocios desde el hogar, superando las barreras tradicionales relacionadas con la ubicación geográfica o las responsabilidades familiares.

Las Naciones Unidas asocia el emprendimiento con la libertad. Además, la tecnología facilita el networking y el acceso a empleo remoto y flexible, lo que permite un mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Participación política y voz

Las tecnologías de la comunicación, como las redes sociales y plataformas en línea, han brindado a las mujeres una plataforma para expresar sus opiniones, promover la igualdad de género y participar en el discurso público.

Reducción de la brecha de género

Ya hemos hablado bastante de esto, aunque es importante señalar que, ejemplo, gracias al sector tecnológico se han creado servicios financieros (llamados “fintech”) que brindan a las mujeres la posibilidad de ahorrar, invertir y acceder a servicios financieros de manera más fácil y segura.

Concientización y cambio cultural

A través de campañas en línea, aplicaciones móviles y plataformas interactivas, se pueden difundir mensajes educativos, sensibilizar sobre los problemas de género y promover la igualdad. Además, la tecnología facilita el acceso a información sobre derechos, salud y bienestar de las mujeres. En otras palabras, la tecnología es una herramienta para señalar y superar tabús.

¿Qué mujeres han destacado en el área de las ciencia la tecnología?

Ada Lovelace, quien escribió el primer algoritmo matemático

Hace casi 200 años, la primera persona que podríamos considerar programadora fue una mujer, Lady Ada Lovelace, matemática bien conocida por haber escrito lo que se considera el primer programa informático de la historia, un algoritmo con el que la máquina de Babbage calcularía la secuencia de números de Bernoulli.

Hace casi 90 años las mujeres fueron las pioneras en la creación de software para las máquinas, pues el desarrollo de código no era una tarea “digna” para los hombres de la industria. Mujeres como Grace Hopper, el sexteto de las Top Secret Rosies, Anita Borg, Jean Jennings, Betty Snyder, Marlyn Wescoff, Frances Bilas o Ruth Lichterman, con condiciones mucho peores que sus compañeros hombres, no han quedado reducidas a una nota al pie de la historia, sino que portan sobre sus hombros grandes hitos tecnológicos del pasado junto a otras científicas, programadoras o inventoras, pero… ¿Y el futuro?

El futuro de la mujer en TIC, ¡hay esperanza!

Aunque queda mucho trabajo por hacer, ya existen muchas iniciativas orientadas a reducir la brecha de género, una tarea que está en mano de todos y todas nosotras. Día a día, logramos disminuir los estereotipos predominantes en la formación en STEM, comunicamos mejor y más eficazmente, lo que significa ser programadora, científica de datos y creamos espacios seguros con la diversidad.

La diversidad, la igualdad o la responsabilidad social son valores clave para HACK A BOSS, valores con los que tenemos un compromiso, que son transversales a nuestra formación y nuestra manera de hacer las cosas. Desde nuestra posición como centro de formación y selección IT, tenemos un gran compromiso ante la brecha digital y por alcanzar una mayor paridad en un área que nos hace disfrutar cada día.

Nos enorgullecemos de nuestras estudiantes, entre ellas, Irene Medín Blanco, desarrolladora fronted en Accenture; Daniela Feliciano Elias, QA Engineer en VASS; Marta Bua Fernandez, Analista en SDG Group España. ¡Tú también puedes convertirte en profesional tech!