A simple vista, la programación y la música no tienen una relación directa, pero al indagar un poco más, verás que comparten una serie de similitudes sorprendentes. Ambas requieren creatividad, habilidades técnicas y una mente analítica para alcanzar la excelencia.

Existe una conexión muy fuerte que mueve a artistas musicales hacia el desarrollo tecnológico. Yoni Bloch, cantautor, músico y fundador de Eko, una empresa que permite la producción y distribución web de vídeos multimedia interactivos, comentó al respecto que:

La música es esencialmente la conexión entre las matemáticas y la emoción. La diferencia entre un acorde mayor y uno menor es la diferencia en el intervalo de una de las tres ondas sonoras que suenan juntas. Es raro, loco y sorprendente que la conexión no sea más clara. El ritmo es una fracción (tres cuartos, siete octavos) y una melodía es una secuencia de números que la gente percibe como lógica o repetitiva por alguna razón. Creo que los programadores, como otros músicos y artistas, suelen ser personas idealistas con ansias de perfección e influencia, con paciencia para invertir su alma en probar cosas una y otra vez hasta que funcionan.

Al convertirte en Full Stack Developer, ¡tienes la seguridad de que tu siguiente instrumento será un ordenador! Y un bootcamp es la mejor forma de dar este salto profesional.

¿Es posible fusionar dos pasiones aparentemente distintas?

Daniel Romero empezó su vida laboral como profesor de guitarra, sintiéndose cómodo en un ambiente creativo, pero siempre manteniendo una perspectiva lógica. Esto fue lo que le llevó a conseguir su lugar dentro de la industria tecnológica, aprendiendo en el bootcamp de programación Full Stack y llegando a ser desarrollador de software en la empresa Softtek. Hoy conoceremos un poco más sobre su historia.

— ¿Tenías conocimiento de programación antes de comenzar el bootcamp?

— Por un tiempo estudié en un ciclo superior de desarrollo de aplicaciones multiplataforma, así que tenía una noción mínima de programación. En todo caso, solo era una pequeña base teórica.

— ¿Qué te llevó a formarte en HACK A BOSS?

— Quería aprender a programar en JavaScript, quería cubrir la carencia de conocimiento con la que había quedado del ciclo. Además, quería tener la oportunidad de contactar con empresas, para poder abrirme camino en el mundo laboral.

— ¿Qué es lo que más destacarías de la formación?

— La verdad es que todo. La atención por el detalle, la calidad del equipo de profesores y profesoras que nos formaron. Además, destacaría las actividades adicionales que abren puertas para la empleabilidad.

» Además de la ayuda desde el punto de vista académico y de aprendizaje, la experiencia en HACK A BOSS me ha ayudado a un nivel más intrínseco y potente, que no hubiese logrado por mi cuenta, para lograr un acercamiento profesional y poner un pie en el mundo laboral.

— ¿Has cumplido tu objetivo?

— HACK A BOSS me ayudó a lograr mi objetivo, que era conseguir mi primer contrato con una empresa tecnológica gallega, para poder comenzar mi carrera como programador y empezar a desarrollarme profesionalmente.

¿Cómo se une la música y la programación?

Fundamentos compartidos: el ritmo y la lógica

En la música, el ritmo es esencial. Los ritmos crean patrones y estructuras que dan vida a las canciones y las hacen memorables. En la programación, también se busca identificar y establecer patrones y estructuras lógicas para producir soluciones eficientes a problemas complejos.

La creatividad y la expresión artística

Tanto la música como la programación ofrecen oportunidades para expresar la creatividad, solo que lo hacen a través de diferentes medios. Las y los músicos pueden componer canciones únicas que transmitan emociones y sensaciones con el uso de la melodía y la armonía. De manera similar, la programación permite crear productos y servicios digitales usando diferentes lenguajes de programación para escribir código.

La práctica y la disciplina

Tanto la música como la programación requieren dedicación y práctica constante para alcanzar la maestría. Las y los artistas practican regularmente para mejorar sus habilidades técnicas y perfeccionar su interpretación. De manera similar, las y los programadores deben dedicar tiempo y esfuerzo para dominar tecnologías emergentes, a las que podrían insertarse con facilidad, como la ciencia de datos y la inteligencia artificial.

La colaboración y el trabajo en equipo

La música y la programación pueden ser actividades solitarias en las que cada quien se dedica a su instrumento o teclado, pero también brindan oportunidades para la colaboración y el trabajo en equipo. En la música, a menudo te encontrarás con bandas, y en el desarrollo de software, con equipos completos enfocados en resolver desafíos técnicos, para los que se coordinan utilizando GitHub, GitLab u otras aplicaciones de control de versiones del código.

La emoción y la experiencia del usuario

Tanto la música como la programación tienen la capacidad de impactar emocionalmente a las personas. Una hermosa pieza musical puede evocar emociones intensas, mientras que un sitio web bien diseñado puede brindar una experiencia de usuario excepcional.

Bootcamp de programación: el puente hacia el mercado laboral tech

Incluso si vienes del mundo del arte y el entretenimiento, puedes reinventarte en el sector tecnológico. Hemos visto este cambio en las más de 1.300 personas que han cursado nuestros bootcamps, aprendiendo desde cero con un programa académico que enseña las tecnologías que buscan las empresas que contratan y un equipo dedicado a su formación.

Así lo logró María, que pasó de ser coordinadora turística a ser programadora Full Stack. ¿Quieres conocer más historias de éxito de nuestro alumnado? Dale un vistazo a sus testimonios y opiniones.

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