Entrevistamos a Irene, exalumna del Bootcamp de Programación Web de HACK A BOSS y una profesional con una dilatada experiencia en sectores muy dispares. Curiosa por naturaleza y siempre abierta a nuevos retos, afronta el desafío de compaginar sus trabajos con la maternidad y lanza un mensaje de esperanza sobre el papel de la mujer en el mundo tecnológico.

Cuéntanos un poco sobre tu vida y tu background profesional

¡Qué complicado! (ríe). Estudié Comercio y Marketing, y luego Comercio Internacional. Posteriormente, me especialicé en Marketing Digital, y al ver que ese mundo como autónomo iba a ser muy complicado con el tiempo libre del que disponía, me era muy difícil mantener una cartera de clientes constante. Tengo familia y no tengo la posibilidad de trabajar 18 horas, por lo que no podía tener una fuente de ingresos como la que necesitaba.

Me frustraba que no fuera más estable, y al no saber por dónde tirar, la opción de hacer un bootcamp se me cruzó varias veces por el camino. Una compañera de mi exmarido había hecho un bootcamp y tuvo una progresión muy buena. También había gente que me había hablado de ello y decidí informarme en profundidad. Tras recibir el ok a la financiación, dije ‘vamos a hacerlo’.

¿Qué fue lo que más te cautivó del mundo de la programación?

Vi que las condiciones laborales eran buenas. Me pregunté cuáles eran mis opciones para tener un sueldo decente a corto plazo, y de lo mío no lo iba a tener. A eso se unía la flexibilidad que buscaba en mi futuro laboral. He trabajado en sectores, como el de la Logística, que son 0% compatibles con tener familia. Esa fue una de las principales razones para estudiar programación.

Reorientar una carrera profesional con años de experiencia no es fácil, ¿fue difícil para ti tomar esa decisión?

Para mí fue un poco complicado, porque al principio me costaba un poco. Pensaba que antes de programar era ya una persona lógica, pero me di cuenta de que no (ríe). Ahora lo pienso y en mi día a día aplico la lógica de la programación, pero al principio se me atascaban conceptos de lógica, y sentía que no avanzaba lo suficiente. A veces pensaba que no iba a poder acabar el bootcamp, pero cuando veía un avance, por pequeño que fuese, me daba un auténtico subidón.

Los profesores del bootcamp fueron geniales, siempre intentaban animarme haciéndome ver mis avances, por pequeños que fueran. Poco a poco le fui cogiendo el gusto a esa sensación de resolver problemas. Para explicárselo a mis hijas le pongo el ejemplo de videojuegos con puzles del tipo ‘Profesor Layton’, con problemas para resolver.

Los bootcamp condensan mucho conocimiento en poco tiempo, a un ritmo intenso. ¿Cómo te adaptaste a ello?

Para mí fue una experiencia muy guay, e incluso me hubiera encantado que la formación durase aún más. En cuanto a formato, para mí fue perfecto porque no tenía el tiempo necesario para dedicarle mucho más, como en otro tipo de estudios más largos.

El que sea todo práctico te ayuda mucho a interiorizar los conceptos e ir más rápido, eso es indudable. Para las personas que no dispongan de margen de tiempo para prepararse en un ciclo superior, por ejemplo, un bootcamp es una buena opción. Personalmente, jamás hubiera podido estudiar programación de otra forma.

¿Qué te atrajo de la dinámica de clases de HACK A BOSS y el trato con su equipo docente?

En mi promoción, los profesores, que eran programadores en activo, nos trataban como colegas de profesión. Para ellos, desde el minuto uno éramos todos programadores. Eso era muy de agradecer, porque creaba una cercanía y un buen rollo muy positivo. Durante los descansos, se rompió totalmente la barrera entre alumno y profesor. Todos preguntábamos sin miedo. A veces estábamos tomando café hablando de nuestras cosas y al subir a clase todo fluía de manera diferente.

Me pareció genial que algún profesor nos preguntase una valoración de la semana a través de un gif (ríe). Eso le ayudaba a recalibrar en qué estado anímico estábamos, y se acababa creando un ambiente muy informal y cercano. En los momentos más intensos, siempre había dos profesores a los que preguntar y en todo momento tuvimos la atención suficiente tanto en clase como en las tutorías.

¿Qué desafíos has tenido que enfrentar como programadora en el mundo real?

Tuve infinita suerte en mi primera experiencia laboral, porque muchos de mis compañeros tuvieron pruebas técnicas en sus procesos de selección y yo no. En mi caso la empresa me dijo que me contrataba y pretendía enseñarme desde dentro también.

Buscaban un perfil junior que viniese de un bootcamp y pudiese adaptarse mejor a la metodología de la empresa. No querían a un genio de la programación, sino que más bien buscaban que fuese un perfil sin ego y dispuesto a aprender. Fue todo muy fácil para mí.

¿Cuál ha sido tu experiencia trabajando en equipo? ¿Has encontrado muchos egos?

En el equipo en el que he trabajado no ha habido nunca lucha de egos. Todo se decidía y hablaba entre todos. Si alguien hacía una tarea y había que analizarla en equipo, se realizaba un debate conjunto y todo el mundo estaba abierto a mejorar.

No he visto grandes egos, nadie imponía a nadie cómo había que hacer las cosas. Todo el mundo aceptaba los enfoques de los demás y ofrecía feedback constructivo. Había mucha predisposición de aceptar lo que el otro proponía y mejorar en conjunto, sin imposiciones.

Irene, exalumna del Bootcamp de Programación Web de HACK A BOSS

¿Cuáles son los beneficios laborales que más valoras del sector de la programación? ¿El sueldo, la flexibilidad...?

Para mí el mayor beneficio es la flexibilidad, es importantísimo. Que pueda llevar a mis hijas al colegio es súper importante. Poder gestionar mi proprio horario es fundamental. Eso no se paga con dinero. Tener hijos hace que encajar los horarios laborales sea muy complicado.

Hay profesiones en las que la flexibilidad no es posible, porque el horario implica dar soporte o realizar tareas a determinadas horas, pero eso no pasa en la programación. Al final, picas código y lo puedes picar a cualquier hora.

En cuanto a los salarios, van en función de dónde te contraten, pero los remotos suelen ganar algo más. Ser remoto es fantástico, aunque puede llegar a faltar un poco de interacción con los compañeros de vez en cuando, pero los beneficios de ser remoto superan ampliamente a sus desventajas.

El remoto me permite que mi vida siga siendo vida. Una jornada clásica de horarios presenciales es absolutamente incompatible con ser madre. No estoy dispuesta a dedicarle a un trabajo 10 o 12 horas al día, porque se debe tener vida más allá del trabajo. Primero está mi vida personal. Tengo una amiga que ha acabado con un ‘burnout’ horrible, y sé que eso solo trae cosas negativas a niveles de estrés, ansiedad y depresión.

¿Crees que existe una edad perfecta para aprender programación?

No creo que exista una edad para aprender a programar. De hecho, en mi promoción en HACK A BOSS, mi compañero de proyecto tenía 49 años y fue el primero que encontró trabajo. Venía del sector comercial, y sabía algo de programación por autodidacta, pero eso demuestra que no existe edad.

Lo que sí que tienes que tener es el ego bajo. Aunque tengas un muy buen background en otro sector, en programación estarás empezando y serás un perfil junior. Teniendo en cuenta esto, no existe edad para empezar a aprender a programar.

¿Cómo te ves a medio y largo plazo en el sector tech?

Ahora mismo me llama mucho la atención la parte de Q&A y de Product Manager, pero por el momento lo único que pretendo es seguir aprendiendo cosas dentro del mundo de la programación a un nivel más profundo, y a la larga dejar de ser un perfil junior.

A largo plazo no me veo picando código toda la vida, porque yo me conozco y necesito cambios cada cierto tiempo. Es así como me motivo.

Probablemente muchas personas leyendo esta entrevista estén dudando sobre si estudiar programación o no. ¿Les animarías a seguir tus pasos?

En mi opinión, informarse antes de tomar una decisión es algo muy importante. Buscar información sobre el mundo de la programación, realizar algún tipo de juego o tutorial sobre algún lenguaje de programación y, por supuesto, consultar historias de personas del sector, como ésta que os estoy contando. Particularmente, yo antes de empezar cuanto más buscaba sobre la programación más interesada estaba.

Recuerdo que cuando HACK A BOSS nos dio las primeras nociones mínimas antes de empezar el bootcamp, tuvimos que realizar un mensaje escrito en código en el que se leía “Hello World”. Me dio un subidón tremendo, ¡qué ilusión! Esa es la ilusión que tienes que buscar para saber si vas bien encaminado. Sentir una chispita de interés es fundamental para empezar con buen pie.

¿Cómo ves el papel de la mujer en el sector tecnológico actualmente?

Normalmente el porcentaje de mujeres programadoras en las empresas es menor que el de hombres. Siento que a las mujeres de mi generación no se le ha animado a estudiar carreras técnicas. Creo que los bootcamps son una oportunidad de darle la vuelta a esto. Las chicas somos igualmente capaces que los chicos, y es necesario que el sector alcance la paridad.

Además, es muy importante que las mujeres podamos compaginar nuestra carrera con nuestra vida personal, conciliando la vida privada y alcanzando la independencia económica. El sector de la programación es uno en el que las mujeres podemos marcar la diferencia.