Así como los humanos siempre estamos innovando, también nos estamos moviendo. A veces, debemos hacerlo por razones muy duras, y en otras, lo hacemos por el simple placer de viajar y conocer el mundo. Mucho se ha hablado en los últimos años sobre nómadas digitales y profesionales altamente cualificados, pero mientras los procesos burocráticos de estos están fuera de nuestro control, la industria de la tecnología da una opción mucho más accesible: el trabajo remoto.
En HACK A BOSS lo tenemos muy claro: aprender a programar desde cero es la forma más segura de darle un giro a la vida profesional de cualquier persona.
La migración y la tecnología
La vida de Evegeniy Aleksandrovich Nekrasov es una historia llena de viajes, tanto personales como profesionales. Nacido en la República Kirguisa, Yev, como prefiere que le llamen en España, ha sabido adaptarse a las circunstancias siempre desafiantes de una vida en constante cambio.
Ahora es feliz en Arteixo, Galicia, y ha encontrado una profesión sobre la que construir su futuro. Es programador web enfocado en el frontend de EcoMT, una empresa de gestión energética, y trabaja todos los días con JavaScript. En esta entrevista, Yev nos relata su historia:
— Cuéntanos un poco sobre ti: ¿dónde naciste, qué estudiaste, cuándo llegaste a España, a qué querías dedicarte?…
— Yev es la versión inventada de mi nombre (ríe). Todo el mundo en España me preguntaba cómo me llamaba, me inventé ese nombre un día y así se quedó. Mi nombre completo es Evegeniy Aleksandrovich Nekrasov, y nací en Kirguistán, un país pequeño que está pegado a China. Era parte de la URSS, hasta que se separó. Mis padres son rusos, y mi abuela, la madre de mi padre, era búlgara. De hecho, nos fuimos a Bulgaria a vivir cuatro años.
» Yo quería estudiar Física y Matemáticas, pero cuando llegué a Bulgaria tenía un gran problema: no conocía el idioma. Tras estudiar un año, tuve que escoger para dónde ir, y me iba mal en ciencias. Por eso mi camino me llevó a elegir Bellas Artes, lo que fue una gran experiencia porque aprendí mucho.
» Más tarde, a los 16 años, llegué a España. Volví a encontrarme con el mismo problema: no sabía español. Además, uno añadido: estaba en Galicia y no sabía gallego. En el Bachillerato de Arte no me fue muy bien, pero me hablaron de una escuela en Santiago en la que si hacías una prueba de madurez y aprobabas, podías estudiar. Allí terminé mis estudios de arquitectura efímera, básicamente la planificación de estructuras que duran un máximo de dos años, y luego se pueden desmontar. Esto me abrió una puerta a la carrera de Diseño de Producto Industrial. Estuve estudiando tres años, pero la vida para un extranjero en España no era fácil. No tenía cash, y tuve que empezar a estudiar y trabajar. Así aguanté ocho meses, y al final el tema económico pesó más. Dejé la carrera.
» Posteriormente, y gracias a una empresa búlgara de logística, necesitaban a alguien que pudiera traducir el búlgaro para poder operar con su flota de chóferes a nivel internacional, y estuve allí un año. No tenía ni idea de dónde me metía, al final entré en la boca del lobo, y fue muy duro. Tras ello, llegó el Covid. Y, claro, las fronteras empezaron a cerrar, y la empresa dejó de facturar. Llegaron los recortes. La empresa no podía sostener tantos sueldos. Me quedé sin empleo.
— ¿Fue en ese momento cuando decidiste interesarte por la programación?
— Confinado, en casa. No podía hacer nada. Me pregunté: “¿ahora qué hago?” Fue entonces cuando un amigo mío, que había estudiado Ingeniería Informática, y que estaba en la misma situación, me preguntó si había probado alguna vez la programación. Me explicó las claves y algunas cosas avanzadas, y me parecía todo chino (ríe). Fue un choque con un montón de símbolos que no entendía. Me preguntaba a mí mismo: “¿de verdad hay personas que pueden leer esto?”.
» Antes de todo esto, nunca había probado la programación, pero antes de empezar el bootcamp en HACK A BOSS sí comencé a interesarme por Python. Es lo primero de programación que toqué en mi vida, un año antes de estudiarlo oficialmente… En ese momento me empezó a gustar ese mundo. Tenía un dilema: programación o sistemas. Me hice con varios libros sobre el tema y al final me decidí por la programación.
» Primero fue Python, luego JavaScript, iba probando, porque no es lo mismo un lenguaje compilado que otro interpretado. Luego vi la programación orientada a objetos, y otras cosas. Leía, estudiaba, me sorprendía de las diferencias entre lenguajes. Al final tuve claro qué hacer: programación web. En el diseño industrial se estudia diseño gráfico, y a mí me encantaba ese mundo. Me dije: puedo diseñar el producto y luego puedo hacer el Frontend. Así comencé a estudiar un FP online, que no me gustó. Así que busqué otra alternativa, y os encontré.
— ¿Conocías el formato bootcamp? ¿Por qué optaste por este tipo de formación?
— Lo que me atrajo del bootcamp es que estaba totalmente enfocado a la programación. Cuando estudias una carrera u otro tipo de formación, hay otras asignaturas no directamente relacionadas con el tema. Si alguna de esas materias te acaba costando mucho, al final es tiempo que no le estás dedicando al aprendizaje puro para saber programar.
» En el bootcamp está todo enfocado en grupos, profesores y picar código. Eso me gustó mucho. Fueron unos cinco meses intensos, pero estupendos. Como formato, me gustó bastante.
— ¿Cómo te adaptaste al ritmo y la intensidad del aprendizaje a través de un bootcamp?
— Me adapté sin problemas. Me fastidiaba un poco porque no podía dedicarle todo el tiempo que me hubiera gustado. Trabajaba de camarero y mi horario era complicado. No tenía tanto tiempo para picar código. Me hubiera gustado dedicarle aún más tiempo, pero como había sido un poco autodidacta y algunas cosas me sonaban, me fue bien.
» A una persona que no tuviera conocimiento alguno, mi consejo es que si puede dedicarle todo el tiempo que pueda a seguir las instrucciones de los profesores y hacer lo que se le pide hacer, mejor. Al ritmo que va un bootcamp, si te pierdes al principio es complicado recuperar ese conocimiento después.
— Tienes estudios en arte y diseño de producto. ¿Qué base de conocimientos técnicos tenías antes de comenzar el bootcamp?
— A pesar de que me encanta la Física, mis conocimientos matemáticos a nivel técnico eran muy básicos antes de empezar a estudiar programación. Me fastidia un poco porque me encantan las matemáticas (ríe).
— ¿Qué te atrajo de la metodología de HACK A BOSS?
— El enfoque práctico del bootcamp es algo que considero muy correcto de cara a lo que te encuentras luego en el mundo laboral. Incluso diría que podría ser aún más exigente, aunque es comprensible que la formación está adaptada para ser compatible con todo tipo de estudiantes. Algunos parten de cero, otros tienen algunos conocimientos, pero en general me pareció que todo está bastante bien enfocado. A cada una de las tecnologías que aborda el bootcamp se le dedica el tiempo necesario para que los alumnos la aprendan como es debido.
— ¿Qué desafíos afronta un programador en el mundo real?
— En programación, lo más importante es buscar soluciones. Tienes un problema, intentas algo. No funciona. Ahí debes buscar y leer la documentación que te permita encontrar una solución. Lees, pruebas, fallas. Lees, pruebas, y das con la respuesta. Un programador debe dejar de lado la pregunta “¿cómo se hace?”, y en lugar de ello debe preguntarse constantemente: “¿y qué más puedo hacer con esto?” Tiene un punto de inspiración.
» Por ejemplo, en los últimos días tenía un problema. Leía todo tipo de documentación y me estaba frustrando bastante en el trabajo. Al final me pregunté… “¿y si…?”… Y lo solucioné. Es una felicidad difícil de describir (ríe). Ya no se trata de Arquitectura Efímera (ríe). Y además engancha. Mi pareja me tiene que parar a veces.
» Además, la programación es un matrimonio para toda la vida. Te casas con ella para siempre. Durante toda tu vida verás aparecer nuevas tecnologías a las que te tienes que adaptar y será un aprendizaje continuo.
— ¿Dirías que la programación es un arte?
— (ríe) Crear algo con la programación, si es arte. Sea un buen código o uno no tan bueno, puede ser arte. Hay lógicas de código que ves y dices “wow, esto es verdadero arte lo que acaban de escribir aquí”.
» Por ejemplo, un navegador web. Lo que ve el usuario es una barra de búsqueda y cuatro botones. Por dentro, sin embargo, hay millones de líneas de código que dictan los protocolos y las funciones esenciales para que funcione. Esto sí que es arte.
» Hay mucha gente que si tiene un problema con el código y al tratar de solucionarlo prueba varias cosas y no funcionan, se frustra. Acaban diciendo “no puedo con esto, lo dejo.” Yo creo que ser programador es justamente lo contrario. Yo también me frustro, pero si no sé cómo hacer algo, lo busco. Y si no lo arreglo, sigo buscando. Cuando te dan un problema debes ser capaz de resolverlo, no preguntar la respuesta. Porque a lo mejor la persona a la que preguntas está igual que tú.
» En cualquier caso, incluso si te dan la solución, te piden que leas toda la documentación al respecto, porque solo así lo vas a entender. Y leyéndolo, acabas por decir “wow, vale, vale, vale… ahora lo entiendo”.
— ¿En qué has estado trabajando desde que finalizaste el bootcamp con HACK A BOSS?
— Tendré que filtrar un poco para no desvelar información confidencial (ríe). Me asignaron un proyecto, me dieron el código y me dijeron “tienes que hacer esto”. Dije, “genial, pues vamos allá”, y así empecé. Una de las primeras cosas que pregunté fue, “bueno, ¿cómo se hace?”. La respuesta fue directa: “Aquí tienes la documentación y ahí el código. Prueba”. Comencé a probar, probar, probar. Pensar, pensar y pensar. Empecé a darme cuenta de que algunas cosas funcionaban, y otras no. Empecé a investigar y probar cosas nuevas, hasta que encontraba errores y tenía que empezar de cero al recibir correcciones de mis superiores. A veces me decían: “Esto está bien, pero no debería funcionar así. Busca otra manera de hacerlo”.
» Esto se debe a que a veces un código está bien escrito para algo, pero no es escalable. Si quieres que al final se pueda construir sobre él, y está sostenido sobre un palillo de dientes, es crucial pensar sobre qué se va a querer hacer a posteriori con ese código. De lo contrario, si quieres unir varios servicios o funciones diferentes luego, todo se rompe. Hay que preverlo desde el principio. Pero es todo muy interesante, creo que es el primer trabajo al que voy con muchas ganas.
— ¿Cómo se llevan los egos en el mundo de la programación?
— Yo aún no me he topado con grandes egos en el mundo de la programación, pero sé que existen. Algunos programadores son muy buenos y te miran por encima del hombro. Otros, sin embargo, son igualmente buenos y disfrutan explicándote las cosas. Depende de cada uno. Si tienes suerte, te encontrarás con un equipo comprensivo. Si son más cerrados, será más complicado. Pasa en todos los sectores.
» Eso sí, a veces alguien no te explica algo porque están de mala leche debido quizá a una gran carga de trabajo, y si no te ofrecen su ayuda en ese momento, puede que no sea porque no quiera ayudarte, sino porque no puede. Tú también tienes que ser comprensivo con los demás.
— En cuanto a las condiciones laborales, ¿cuáles son los beneficios que has encontrado en el sector de la programación?
— Una persona me hacía mención hace poco a los buenos sueldos que ganan “los informáticos”… (ríe). Quiero decir, yo tengo mi sueldo que está bastante bien y estoy muy contento. Eso sí, es un sector en el que hay que sacrificar mucho tiempo libre para aprender, aprender y aprender. Es una rueda que gira, gira y gira. Toda tu vida será aprender, hacer, aprender, hacer todavía más.
» Además, si controlas mucho un lenguaje de programación, puedes encontrar un trabajo cuando quieras debido a la alta demanda de algunos perfiles. Y de cara al futuro no creo que existan problemas para que todas las personas que saben JavaScript tengan trabajo. Esto es porque básicamente todas las webs se crean con eso.
— ¿Crees que hay edad para aprender a programar?
— Yo creo que personas de todas las edades pueden aprender a programar. Lo que ocurre es que aprender a programar puede enfocarse desde la sintaxis de un lenguaje de programación o desde la perspectiva de hacer algo práctico con ese conocimiento.
— ¿Cómo esperas desarrollar tu carrera a medio y largo plazo en el mundo de la programación?
— Antes de hacer el bootcamp ya sabía qué quería hacer con mi futuro. No sé si llegaré a hacerlo realidad, porque no estoy seguro de que quiera montar mi propia empresa, pero gestionar proyectos dentro del mundo de la programación, seguro que sí.
» El diseño web, el UX (User Experience) me atrae mucho. En realidad, todas las fases de la creación de un producto: buscar la idea, conceptualizarla, realizar los bocetos, los primeros diseños, llegar al diseño final, repetir el ciclo para comprobar errores, desarrollar el concepto, hacer los test, saber venderlo. Todo me interesa, hasta el marketing (ríe). Intento tener una visión 360 de todo. No sé si me va a estallar la cabeza en algún momento (ríe). Me gustaría vivir todas esas fases.
— ¿Qué te gusta más, idear el diseño o picar el código?
— Pues, buena pregunta (ríe). No lo tengo claro, pero puede que 50-50. Desde que empecé a aprender más, ahora ya sé idear diseños y picar su código, lo cual es una locura (ríe). La cabeza a veces no me para hasta que me meto en la cama, me pongo música o algo así.
— ¿Qué recomiendas a alguien que esté pensando en comenzar a aprender programación?
— Yo amo esta profesión, por lo que a todo el mundo le recomendaría que pensaran bien desde el principio si quieren dedicar su vida a un aprendizaje continuo. Si quieres trabajar en esto, hay que actualizarse cada dos por tres. Pero que lo prueben. Que busquen información. Que busquen en Internet qué ofrece la programación, qué caminos hay. Ya no vivimos en los 90, que si querías informarte sobre algo tenías que coger un autobús e ir a una biblioteca. En internet hay muchísima información, aunque hay que saber filtrarle. Les recomendaría que definitivamente se informen y prueben.
Y tú, ¿quieres cambiar el rumbo de tu historia?
En HACK A BOSS sentimos un gran compromiso con nuestro estudiantado, por esta razón creamos la Boost Academy en primer lugar, para poder darles una formación integral por todo un año tras terminar exitosamente cualquier bootcamp, sin cobro adicional.
Así como Yev, las y los profesionales que formamos con nuestros programas académicos, siguen recomendando nuestros cursos por la dedicación de nuestro equipo docente y de desarrollo profesional. Puedes conocer las opiniones de nuestro alumnado y descubrir cómo puedes darle un giro a tu vida.
Yev logró pasar de camarero a programador web con los conocimientos del bootcamp de desarrollo web, y si lo tuyo se inclina al desarrollo de otras tecnologías basadas en datos, el bootcamp de inteligencia artificial fue diseñado para ti.
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